La Soberbia de Laodicea, una realidad actual.

“Me he enriquecido…”

La Soberbia de Laodicea es creer que por ellos es que eran ricos, es como los Fariseos, yo diezmo, hago ofrenda, doy y soy mejor que todos. Tristemente esta es la actitud de muchos llamados cristianos que han sido atrapados por el evangelio de la prosperidad. Cuando los oyes decir que ellos han alcanzado ese nivel de riqueza es porque ellos diezman, ofrendan, ayunan y por eso sean hecho merecedores ante Dios de que los enriquezca, Dios no tiene más remedio que bendecirnos porque nuestras acciones son justas, somos buenos y damos por eso Él nos bendice. Cuan errado es este pensamiento, parte del mismo engaño de la avaricia y soberbia que satanás utiliza, apelando a la concupiscencia del corazón, cegando su entendimiento. Es el mismo estado de tibieza de la Iglesia en Laodicea lo que propaga el evangelio maldito de la Prosperidad. Estos tipos de llamados cristianos no pueden ver que a una iglesia muy pobre (mendigo) y perseguida como la Iglesia de Esmirna, Jesucristo mismo la declara Rica, y la iglesia Laodicea que ella misma se declara rica, Jesucristo la declara Pobre (mendigo). Este tipo de acción parte de creer que nuestra justicia propia es la que provoca la bendición de Dios económica y es lo que ellos están esperando recibir y tienen su vista en eso. A cuántos de estos cristianos no hemos oído decir “mira si diezmaras y ofrendaras como yo tendrías abundante dinero como yo, porque Dios me bendice porque yo le doy, soy una persona digna de ser bendecida…”. Pero cuando entendemos que no somos dignos de nada, o más bien que lo que merecemos es el castigo y tormento  eterno a causa de nuestra maldad y que solo podemos tener acceso al padre mediante Jesucristo, aun siendo cristianos auténticos, nuestro mediador sigue siendo Cristo Jesús, sigue siendo nuestro Sumo Sacerdote. El escritor de Hebreos nos dice:
Heb 4:14  Por tanto,  teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos,  Jesús el Hijo de Dios,  retengamos nuestra profesión.
Heb 4:15  Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades,  sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza,  pero sin pecado.
Heb 4:16  Acerquémonos,  pues,  confiadamente al trono de la gracia,  para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

La gran necesidad que tenemos de Jesucristo para entrar libres al Trono de la Gracia. Ahora el profeta Isaias dice que todas nuestras justicias  son aborrecibles de parte de Dios:

Isa 64:6  Si bien todos nosotros somos como suciedad,  y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia;  y caímos todos nosotros como la hoja,  y nuestras maldades nos llevaron como viento.

El profeta Daniel nos enseña como orar y no apegarnos a la justicia propia sino a rechazarla y buscar la misericordia de Dios:
Dan 9:17  Ahora pues,  Dios nuestro,  oye la oración de tu siervo,  y sus ruegos;  y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado,  por amor del Señor.
Dan 9:18  Inclina,  oh Dios mío,  tu oído,  y oye;  abre tus ojos,  y mira nuestras desolaciones,  y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre;  porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias,  sino en tus muchas misericordias.
Dan 9:19  Oye,  Señor;  oh Señor,  perdona;  presta oído,  Señor,  y hazlo;  no tardes,  por amor de ti mismo,  Dios mío;  porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.
Tambien asi lo expresa el Salmista:
Sal 115:1  No a nosotros,  oh Jehová,  no a nosotros,
 Sino a tu nombre da gloria,
 Por tu misericordia,  por tu verdad.

Ahora aclaro la riqueza no es pecado, pero cuando creemos que la hemos obtenido por ser mas justos, mas buenos que otros ya parte de una autojusticia y allí silenciosamente esta el orgullo y soberbia del corazón. Dios mira al humilde de corazón, al altivo lo mira de lejos. Lo fundamental no es si eres rico o pobre, porque ha habido en la Escritura y en la Historia de la Iglesia hombres y mujeres de Fe, humildes al Señor ricos y pobres, asi demuestra la Escritura y la Historia también que no es la situación economica la que determina tu situación ante Dios sino la Obra y justicia de Cristo imputada a nosotros  a través de solo la Fe. Ninguna Bendición se gana por nuestras obras o justicia sino solo por la Justicia de Cristo que no es imputada. Si Dios te ha dado riqueza no es para que te creas que eres mas justo, o que tienes alguna preferencia de Dios, sino para que la administres a favor de expandir el Reino de Dios, de ayudar al prójimo y sostener al necesitado. Si Dios no te ha dado riqueza no es para que te entristezcas, en cambio  gozate  hermano porque Dios ha llamado a los pobres a ser ricos en bendiciones espirtuales, por eso el apóstol Pablo decía se tener abundancia y se tener escases… todo lo puedo en Cristo que me fortalece, Pablo nos dice para mi es lo mismo vivir en abundancia o vivir en escases, mi confianza no esta en el dinero sino en el Poder de Dios y mi gozo no depende de mi situación economica sino de la salvación tan grande que Dios me ha dado a través de Jesucristo. Esa es la actitud que todo cristiano autentico debe tener, sino la tienes entonces arrepiéntete y destruye tu ídolo de autojusticia, también llamado ego y pide perdón a Dios y empieza a gozarte en la Gracia que solo Cristo puede traer a tu alma.


Meditalo

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